Hace más de diez años jamás habríamos apostado nuestro dinero porque marcas como Rolls-Royce, Bentley, Aston Martin o Ferrari lanzasen un SUV, o todocamino, sin embargo hoy todas las marcas de primer nivel tienen su SUV de lujo, una máquina increíblemente grande, potente y sofisticada que sigue la moda pero chirría aún a los más puristas dentro del mundo de la automoción.
No lo necesitas, pero lo quieres
El primer paso para estas marcas super Premium ¿cuál es? Crearte una necesidad. Nadie necesita bolsos hechos con pedrería, yates de 50 metros de eslora o una escultura de un mono rosa, pero si alguien lo crea y tienes el dinero, lo compras.
Los SUV grandes nacieron con coches como el X5 o el Cayenne, criticados por concepto al principio, referentes hoy de estos segmentos. Pero estos hiper SUV de lujo han llegado más tarde.
Y han tardado porque el público de esas marcas no lo demandaba. Habiendo un Mulsanne, nadie habría pedido un Bentayga, habiendo un Rapide nadie pensó “necesito un DBX”, y en Lamborghini ya tuvieron el LM002 pero nadie dijo después de aquel fracaso de ventas “hagamos un todocamino con el V10 del Gallardo”.
¿Por qué ahora?
Porque la tecnología lo permite. O mejor dicho, lo compensa todo. ¿Sabías que ya existió un Bentley SUV en los 90? Era el Dominator, pero aquello fue una excentricidad más del Sultán de Brunei que encargó seis unidades de lo que parecía ser un Mulsanne alto y de estilo todocamino. La marca nunca los hizo públicos, pero se dejaron ver en los viajes del mandatario asiático.
Pero claro era 1996, un capricho bien pagado y Bentley tenía problemas financieros. Económicamente su creación no habría sido posible, además de lo desastroso que podía haber sido el coche en términos de conducción.
Pero como la tecnología ha evolucionado tanto y además las economías de escala son cada vez más eficientes, por ejemplo del chasis del Cayenne han nacido varios monstruos del super lujos. Estos son el Bentayga, que llegó primero en 2016, y después el Urus en 2018.
¿Son buenos? Gracias a un chasis diseñado con la mejor tecnología y los materiales más innovadores posibles para conseguir esa ansiada ecuación de poco peso y gran rigidez, a nivel de chasis se comportan de maravilla para medir cinco metros de largo, 1,6 de alto y pesar más de dos toneladas.
Si a eso sumamos los trucos de ingeniería como la suspensión adaptativa, o las estabilizadoras activas del Bentayga controladas por un sistema eléctrico de 48 voltios, coche que tiene ni más ni menos que 50 km de cables para todos sus sistemas, pues tenemos coches que suplen sus carencias físicas a la perfección.
Solo así explicas que con un Urus de 650 CV no te vayas de frente en la primera curva rápida, o que el Bentayga sea suave como una alfombra mágica, o que el DBX se conduzca casi igual de bien que un Cayenne, al que perdonaremos encasillarlo como monstruo de super lujo porque Porsche aquí ha diseñado y creado un deportivo con piel de todoterreno.
Pero aun así, aunque Bentley venda más Bentayga que Flying Spur, la mitad de las ventas de Lamborghini sean el Urus o el Cullinan de Rolls-Royce se venda tan bien como los Ghost, son más torpes que sus equivalentes de berlina o coupé cuatro puertas, más caros, consumen más y por lo tanto son más contaminantes, lo que obliga a las marcas a estrujarse el cerebro y el bolsillo para evitar las multas en Europa, no así en otros mercados.
Y si además alguno de ellos tiene versión enchufable, o algún apoyo Mild-Hybrid como el RS Q8, tiene un V6 o V8 rondando por donde quiera y entrando al centro de la ciudad solo porque homologa 1,5 l/100 km y 40 km de autonomía eléctrica. No entramos en si sus usuarios cargan la batería para el uso urbano.
La cuestión es que sería interesante saber cuantas berlinas equivalentes se podrían haber fabricado con el acero y aluminio empleado en coches del calibre del Rolls-Royce Cullinan, el Aston Martin DBX. O incluso cualquier otro objeto o vehículo…
Por no hablar de sus pretensiones de «todoterreno». ¿De verdad alguien con dinero como para comprar un Bentayga de más de 200.000 euros lo va a meter por el campo? Salvo que sea un camino sencillo de grava, no nos imaginamos a alguien con estos coches subiendo pendientes de más de 10% de inclinación o haciendo aventuras por el monte.
¿Va a parar esta desmesura?
No apunta a ello el mercado. Las marcas y sus departamentos de marketing han jugado bien sus cartas y en algunos mercados europeos el 50% de las ventas son SUV. Es cierto que estos super SUV de lujo son minoritarios, pero cada vez se venden más, y sobre todo, cada vez hay más modelos.
Ante el éxito del Urus, DBX y otros rivales, Ferrari ha visto su oportunidad para lanzar su propio todocamino, algo que seguro revolvería al “Commendatore” en su tumba. El Purosangue debutará este año y seguro que se convierte en el más vendido.
Lotus también ha anunciado que tendrá un SUV ahora que está bajo el amparo de Geely. ¿Qué será lo próximo un SUV de Morgan? Los tiempos pueden cambiar, pero no necesariamente a mejor, si te gustan estos Super SUV de lujo no te ofendas porestas palabras, no sabías que lo querías, hasta que existieron, y no te culpamos por ello a ti, sino a las marcas.