Se llama Rolex Daytona Paul Newman y es un ejemplar histórico que dio la hora al actor de Hollywood durante 15 años. Este modelo, debido a la historia que le precede, ha llegado a ser el más vendido de la marca gracias a su famoso portador y, desde luego, es un reloj que a nuestro Doctor Gasari le encantaría portar en su muñeca. Vamos a conocer el porqué.
Del ruido de la fama, al rugir de los motores
El actor conocido por películas como “Marcado por el odio”, “Traidor del infierno” o “Mujeres culpables” tuvo una vida de película en la que fue el protagonista de su doble faceta como actor y piloto.
Todo comenzó en 1967, cuando Mario Andretti dio un «paseo» a Newman y este se enamoró perdidamente al instante de esta afición y de la suculenta adrenalina que había detrás de cada carrera y de cada coche.
Paul estaba en uno de los mejores momentos de su carrera como actor, pero quedó tan fascinado con este mundillo de olor a gasolina que decidió mezclar ambos sectores, y aunque rechazó ofertas muy atractivas, decidió protagonizar “Winning” en el año 1969, la historia de un piloto de carreras llamado Frank Capua que decide correr la mítica prueba norteamericana de las 500 millas de Indianápolis. Es una historia llena de carreras, amor y amistad en la que Frank sólo puede pensar en la competición, hasta que, demasiado tarde, se da cuenta de que su rival, Luther Erding, le está tomando la delantera no sólo en el circuito, sino también en casa.
Para realizar esta película Paul Newman tuvo que dar previamente clases de conducción en la Escuela de Bob Bodurant, y desde entonces empezó a tomarse muy en serio la afición por el automovilismo.
La película no tuvo demasiado éxito y fue bastante criticada por los espectadores, pero ya sabemos que donde se cierra una puerta, se abre una ventana, y el ya por entonces cuarentón de Paul decidió abrirse al mundo de la competición.
Un año más tarde, llegó la hora de grabar la película “Butch Cassidy and the Sundance Kid” en España «Dos Hombres y Un Destino«, en la que Newman le compró a Robert Redfort su Porsche 911 con quién coprotagonizaba el film y compartía el amor por los coches. Justo después de esto empezó a entrenarse de manera particular con este bólido alemán y a interesarse por las carreras.
Nunca es tarde para ser piloto profesional
Cuando todo el mundo se retira de los circuitos, y con 48 años a sus espaldas, el actor empezó a debutar; se compró un Datsun 510 y empezó a competir a bajo nivel. El mítico coche tenía los colores azul y rojo que caracterizaban a la marca japonesa y portaba el número 75, el favorito de Newman, y un discreto “PLN” en sus lados, que no era otra cosa que las iniciales de Paul Leonard Newman.
Sin tener mucha idea de conducir y una edad complicada, empezó a estudiar y a pilotar obsesionado con mejorar y no fue hasta que falleció su hijo -por una sobredosis- cuando decidió sumergirse en las carreras para llevar mejor la pérdida.
50 años, una tragedia y un pódium
De modo que, tras este triste acontecimiento, alquiló un pequeño Lotus Elan con el que ganó su primera carrera del SCCA (Sports Car Club of America) en el Thompson International Speedway en 1972, a los 48 años.
Casi 10 años después de empezar con este profundo amor por lo coches, Paul Newman se había convertido en un gran piloto en tiempo récord, hasta llegar a proclamarse subcampeón del 24 Horas de Le Mans a manos de un Porsche 935 de más de 750 caballos de potencia, y en campeón de la categoría IMSA.
En esta competición hubo un gran alboroto, no sólo por el éxito de Paul, sino porque atropelló a tres paparazis saliendo de boxes, por un descuido del actor y una irresponsabilidad de los periodistas. Tal fue el revuelo y el sentimiento de culpa que el actor decidió dejar de competir en La Sarthe porque, además de este suceso, su carrera como actor empezaba a irse a pique dado que las productoras no contaban con él por estar tan dedicado a la automoción.
El amor por la gasolina se contagia
Se ve que Newman no quería quedarse parado en esto de unir sus dos mayores aficiones, y cuando conoció al actor Tom Cruise en la grabación del «El color del dinero» en 1986 le empezó a hablar de las competiciones y la adrenalina al joven actor, que al final también acabó compitiendo, aunque a su mujer, por entonces Mimi Rogers, no apoyaba a su marido en esta nueva faceta.
Los amantes de los coches mueren con sus monturas
Newman tuvo que afrontar varias pérdidas en este mundillo, puesto que su ex compañero y ex piloto de Fórmula 1, Rolf Stommelen murió al estrellarse contra un muro y Jim Fitzgerald, íntimo amigo del actor, se rompió el cuello en una carrera en San Petersburgo.
Nuestro polifacético actor no quiso quedarse quieto ni un segundo, hasta que en 1995 se convirtió en el piloto de mayor edad en formar parte del trío ganador en las 24 Horas de Daytona, obteniendo el premio campeón de su clase con nada más y nada menos que 70 años. El gran hombre de ojos azules condujo hasta los 83 años e incluso consiguió una Pole Position en su última carrera de Walkins Glen en 2007, un año antes de morir y portando el número 81 que representaba su edad de aquel entonces.
Campeón de Estados Unidos
En su país se convirtió en toda una leyenda, se ganó el respeto de sus fans y sus amigos de la pista, todo el mundo le aclamaba en los premios de cine y en las pistas de carreras.
Ganó como piloto cuatro títulos en las Sports Car Club of America (SCCA) y ocho más como copropietario de la escudería Newman/Haas Racing que compartía con Carl Haas, una de las grandes dominadoras en los circuitos durante los 80 y 90.
«Llevar un coche de carreras es lo más interesante que existe, además de las mujeres…», solía decir. Y además, cabe resaltar que lo hizo pese a ser daltónico y desde luego, aunque tenía esta afección, miraba la vida con más color que muchas otras personas.
El veterano Paul tuvo su última aportación al cine poniendo la voz a un Hudson Hornet de 1951 en la película animada de Disney Pixar, «Cars«, emitida en 2006.
Afectado de cáncer de pulmón desde principios de 2008, estuvo sometiéndose a sesiones de quimioterapia, pero este tratamiento no fue efectivo y tomó la decisión de pasar sus últimos meses junto a su familia y amigos íntimos, hasta su fallecimiento, ocurrido el 26 de septiembre de 2008 en su granja cerca de Westport (Connecticut). Fue incinerado y sus cenizas fueron entregadas a la familia.
¿El Rolex le daría suerte a Newman?
No sabemos si fue un amuleto para el doble triunfo de Paul, pero lo cierto es que le acompañaba en los platós y los circuitos. A mediados de los 80 y en la plena efervescencia automovilística del actor, una revista italiana sacó en portada a Newman portando el Rolex Daytona en su muñeca, que por entonces no era una marca tan demandada como en la actualidad e incluso la serie Daytona fue una de las menos exitosas de la marca en los años 60.
¿Por qué acabó siendo el Daytona de Newman un modelo tan codiciado?
Durante mucho tiempo este reloj estuvo muy codiciado puesto que fue una pieza irónica de la película de las 500 Millas, que pese a no tener buena crítica, se ha acabado convirtiendo en una película de competición automovilística que ningún amante del motor se puede perder. Cuando el actor comenzó con el rodaje de la película «Winning», compartió escenario con su esposa en la vida real, Joanne Woodward, que interpretaba el papel de la mujer del piloto Frank Capua. Joanne, quien no compartía la pasión por la velocidad de su marido, no se le ocurrió mejor modo de pedir a Paul Newman que evitara riesgos al volante que obsequiándole con un Cosmograph Daytona de acero y que tuviera grabado la dedicatoria “Drive Carefully Me”, es decir, “conduce con cuidado” y aludiendo a la dedicatoria de su esposa.
En 1984 se lo regaló a James Cox, por entonces novio de su hija Nell, y este lo guardó durante años en la sombra, hasta que en octubre de 2017 reapareció sorprendentemente a una subasta de Nueva York que se realizó con el fin de dedicar parte de los benéficos a la fundación de la hija del actor.
¿Cuál acabó siendo su precio?
Pagaron por este reloj de pulsera una cantidad de 17.752.000 dólares, o lo que es lo mismo, 15.250.000 euros, y actualmente está considerado como uno de los accesorios cinematográficos más caros del mundo. ¿Quién lo compró? Esta es otra de las grandes incógnitas que rodean al famoso reloj, y es que lo único que sabemos es que la casa de apuestas Phillips se lo adjudicó a un comprador anónimo que pujó por teléfono.